Hoy he hecho una buena acción
- Xavi López
- 31 mar 2018
- 1 Min. de lectura
Cuando me disponía a coger un carrito para comprar en mi supermercado habitual, no he podido evitar ver a una mujer anciana llorando desesperadamente en un rincón, me he acercado y le he preguntado si podía hacer algo por ella, entre sollozos me ha dicho que no, que su problema era muy grande, que acababa de perder todo el dinero de su pensión y que este mes no podría pagar los gastos de la casa, incluida la calefacción y la luz, pero lo peor es que no le quedaba ni un céntimo para comprar comida.
Su triste historia me ha conmovido tanto que no he podido evitar sacar mi cartera y ofrecerle 50€.
Ella, entre sollozos apagados que se iban convirtiendo en una inmensa alegría, ha extendido tímidamente su mano hacia el billete con ese sentimiento de culpa que le hacía pensar que nunca habría aceptado ese dinero de un desconocido si no fuera porque realmente lo necesitaba. Cogió con fuerza mi mano junto con el billete, la acercó a su boca y la besó.
En ese momento, me sentí muy avergonzado, pero a la vez muy satisfecho por haberle proporcionado tal alegría y haber ayudado en la medida de mis posibilidades a esa buena mujer, en el fondo, a mi tambien me hizo sentir muy orgulloso de lo que acababa de hacer, aunque, tampoco era para tanto pensé, precisamente ese acto era en parte debido a que me hallaba en un momento de gran felicidad ya que había sido muy afortunado, no hacía ni cinco minutos que al bajarme del coche había encontrado un monedero con más de 800€.

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